A partir de este mes, cinco colegios públicos de la Comunidad de Madrid, entre ellos el Príncipe Don Felipe de Boadilla del Monte, comenzarán a experimentar en sus aulas un nuevo recurso pedagógico: la pizarra digital. Una tecnología que puede suponer, a medio plazo, el destierro de la tiza de las clases.
En Madrid se encuentra en fase de experimentación. Si el resultado de esta prueba piloto es satisfactorio, se prevé que las pizarras digitales se extiendan progresivamente a todos los centros de la comunidad.
La pizarra del futuro, que ya es presente en las aulas de otras regiones españolas, consiste en un ordenador conectado a un video-proyector, que proyecta la imagen de la pantalla sobre una superficie táctil desde la que se puede controlar el ordenador con la mano (tal y como hacen en televisión los presentadores con los mapas de la previsión meteorológica), así como hacer anotaciones manuscritas sobre cualquier imagen proyectada, guardarlas, imprimirlas, enviarlas por correo electrónico y exportarlas a diversos formatos.
Sobre todo ello hablamos con la directora del Colegio Príncipe Don Felipe, Eva María Peña.
¿Por qué este colegio, junto a otros cuatro de la región, ha sido elegido para participar en esta prueba piloto? Básicamente por el éxito que hemos logrado en otros proyectos en los que hemos participado, y por la gran implicación de todo el claustro de profesores en la idea.
¿Cambia mucho la forma de trabajar en el aula? Sí. Primero te tienes que acostumbrar a su funcionamiento. También requiere preparar o disponer de material de trabajo que puedas utilizar. Hemos recibido en este sentido cursos de formación específica.
¿Y qué ventajas tiene frente al encerado de toda la vida? Para los niños es casi como un juego. Les provoca cierta fascinación que, en plena explicación sobre geografía o el cuerpo humano, por ejemplo, les muestres en esa gran pantalla imágenes o te conectes a Internet y accedas a material didáctido ya elaborado, a imágenes del satélite o a una representación virtual de un corazón... Sobre todo ello puedes hacer anotaciones, que luego puedes conservar.
También es posible visualizar en la pizarra el trabajo de la libreta del alumno y corregirlo en clase sobre la misma, para luego imprimirlo y devolvérselo con las anotaciones hechas en la pizarra. Los más pequeños pueden escribir con el dedo, seguir trazos... En definitiva, será una gran ayuda en la programación diaria, a la vez que multiplica tus recursos en el aula.