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José María García, un vecino justo

Entrevista con José María García Carrasco, juez de paz de Boadilla del Monte, quien acaba de renovar su mandato por cuatro años más.

 

Para ser juez de paz, no hace falta haber estudiado Derecho. Basta con cumplir ciertos exigencias, comunes a quienes acceden a la carrera judicial, y estar empadronado en el municipio. Sí es necesaria cierta vocación y disponibilidad para desempeñar una labor simbólicamente remunerada –unos 4.000 euros al año en el caso de una población como Boadilla–. Requisitos que José María García Carrasco (Candeleda, 1949) cumple.

 

Este ingeniero técnico de Telecomunicaciones prejubilado de Telefónica, fue nombrado juez de paz de Boadilla del Monte en 2005. Ahora acaba de ser propuesto de nuevo por el Ayuntamiento, tras examinar los curricula de las tres personas que presentaron su candidatura, para seguir siéndolo cuatro años más.

 

José María vive aquí desde hace 25 años y fue concejal de Seguridad Ciudadana por el PP en la legislatura 1991-95.

 

En el juzgado de paz de Boadilla trabajan cinco personas. Entre sus labores, como su propio nombre indica, está mediar e impartir justicia en las riñas o problemas surgidos entre vecinos, empresas o comercios del municipio. Gestionan también el registro civil, entregan las citaciones judiciales o toman declaraciones a petición de juzgados de primera instancia. El de Boadilla es un juzgado de paz afortunado, pues disfruta de unas instalaciones y medios pensados inicialmente para albergar un juzgado de Primera Instancia.

 

¿Tienen mucho trabajo en el juzgado? Sí. Celebramos una media de cuatro a cinco juicios a la semana y actos de conciliación, cuyas sentencias emitimos en dos o tres días una vez celebrado el juicio, por lo que en este sentido estamos al día. Semanalmente hacemos también entre cuatro y siete bodas. A diario se inscriben más de una docena de nacimientos, las defunciones que pueda haber, que lógicamente son muchas menos, y expedimos unos 70 literales (partidas de nacimiento, de matrimonio, etcétera).

 

¿Cuáles son los requisitos más importantes que debe reunir la persona que ocupe este puesto? Saber escuchar, tener mucha paciencia, voluntad y sentido común. Luego la experiencia es la que muchas veces te permite darte cuenta de cuál es el problema entre dos partes y cómo solucionarlo de la forma más justa posible. Gran parte de este trabajo se basa en intentar que un problema de vecinos se solucione por las buenas y no pase a más, lo que no siempre es fácil.

 

¿Hay más acuerdos previos, gracias a su mediación entre las partes, que sentencias? Desgraciadamente, no. Que las partes lleguen a un acuerdo antes del juicio sólo me ha sucedido dos veces.

 

Vive aquí desde hace 25 años, así que más de una vez le habrá tocado intervenir en un problema con personas que conoce. ¿Es difícil ser imparcial? Yo sólo sé que en la sala de vistas no hay amigos.