Reportaje

Jose Manuel Galán: 'El kárate es un estilo de vida'

Campeón en los Juegos Europeos 2018. José Manuel Galán (54 años) es policía municipal, campeón de kárate y dirige el departamento de defensa personal de la Federación Madrileña de Kárate. Los premios que ha recibido a lo largo de su carrera se acumulan en su estantería. El último, en los Juegos Europeos de policías y bomberos (Algeciras, 2018). En Boadilla, lleva cinco años dando clases de defensa personal a mujeres.

 

José Manuel dirige el departamento de Defensa personal de la Federación Madrileña de Karatey lleva la formación del 112, los servicios de emergencias de la Comunidad de Madrid. Además de su trabajo como instructor de karate y defensa personal policial. 

Acude a la entrevista con su hijo Alejandro, también policía y karateka desde los cinco años de edad. La complicidad y el respeto entre ambos se nota en cuanto empiezan a hablar.

José Manuel, ¿cuándo empezaste con el kárate?

Llevo desde los 12 años practicando este deporte. Empecé en una época en la que no era muy conocido, hasta que llegó Bruce Lee (dice riendo)

Y desde entonces han sido muchos los premios…

La verdad es que sí. En mi época como seleccionador de la Federación Madrileña de Karate, quedé subcampeón del mundo y cuatro veces campeón de Europa. Y he sido campeón en los últimos Juegos Europeos de policías y bomberos (Algeciras, 2018).

¿Qué tipo de relación tienen un padre y un hijo que comparten tantas cosas (trabajo, deporte...)?

No hay ninguna confusión. Yo soy el profesor y él un alumno como todos los demás. En el tatami se respeta la disciplina del karate, hay una humildad.

Son cualidades propias de las artes marciales, ¿verdad?

Realmente el kárate es un estilo de vida, hay unos valores muy importantes que se intentan transmitir al alumno desde que son muy pequeñitos: el respeto al contrario, la humildad, el sacrificio … Aunque combatas con otra persona hay un respeto por el contrincante, eso nos diferencia bastante de otros deportes. 

"Aunque combatas con otra persona, hay un respeto por el contrincante. Eso nos diferencia bastante de otros deportes", explica Jose Manuel 

Alejandro, ¿opinas igual que tu padre?

Sin duda, cuando entrenamos él es el profesor y no hay ningún tipo de privilegio, solo respeto hacia el maestro.

¿Cuáles han sido tus últimos premios? 

Pues he sido medalla de oro en la categoría -75 kg en los Juegos Europeos de Algeciras. Y ahora acabo de ganar la medalla de bronce en el campeonato de la Comunidad de Madrid, clasificatorio para el campeonato de España.

José Manuel, ¿también enseñas defensa personal en Boadilla?

Sí, en Boadilla llevo cinco años dando las clases que ofrece el ayuntamiento, a través de la Concejalía de la Mujer, de defensa personal y autoprotección para mujeres con un gran éxito de asistencia. 

Uno de los cursos que ha gustado más ha sido el de defensa personal para madres e hijas. Hemos adaptado las técnicas de trabajo de los escoltas para enseñar cómo proteger a la persona que va contigo, en este caso una hija o un hijo. Las alumnas lo han pasado muy bien y han aprendido mucho.

"Uno de los cursos que ha gustado más ha sido el de defensa personal para madres e hijas. Hemos adaptado las técnicas de trabajo de los escoltas"

Nuestro siguiente proyecto (ya en marcha) es contar con una sala fija para el club que tenemos en Boadilla (Club Deportivo Elemental José Manuel Galán) y poder ofrecer  formación continua a las mujeres durante todo el año. Así las mujeres del municipio podrían formarse y especializarse a través de las distintas titulaciones y grados.

No podemos acabar la entrevista sin que nos hables de tu película…

(Ríe) Claro, es una película del año 87, Veredicto implacable, dirigida por Mariano Ozores. Fue la primera y única película española sobre kárate. Necesitaban karatekas y nos presentamos al casting José Manuel Egea, campeón del mundo, su hermano Paco y yo. Solo se estrenó en sala en Andalucía y luego se vendió la cinta en los video-clubs. 

Con la vista puesta en las próximas competiciones, José Manuel y Alejandro, vecinos de Boadilla, son dos campeones, padre e hijo, que destilan sencillez y saber hacer.