Boadilla y su historia

Manuel Godoy: su ascenso (I parte)

Cuando se cumplen 200 años del motín de Aranjuez, recordamos a uno de los principales protagonistas de la truculenta historia que conmovió la España del siglo XIX: Manuel Godoy (1767-1851), esposo de la Condesa de Chinchón.

 

Manuel Godoy, el favorito de los reyes Carlos IV y María Luisa de Parma; esposo de María Teresa de Borbón, condesa de Chinchón, nació en Badajoz el 12 de mayo de 1767 en el seno de una hidalga y acomodada familia. Con 17 años de edad ingresó en la Guardia de Corps.

 

En 1788 un pequeño accidente cambió radicalmente su vida: al caer de un caballo cuando daba escolta a los reyes, estos se interesaron por su estado y a partir de ese momento se hicieron íntimos, especialmente para la reina, que le convirtió en su favorito, según algunos en su amante. Así empezó una  fulgurante carrera política al amparo incondicional de los reyes. En muy poco tiempo fue nombrado Caballero de la Orden de Santiago, Gentilhombre de cámara de S.M., Sargento Mayor de la Guardia de Corps, Capitán General. El rey le nombró Caballero de la Orden de Carlos III.

 

Escalada vertiginosa

 

Su escalada política fue vertiginosa, pero faltaba convertirle en un aristócrata, así que los reyes le concedieron los títulos de Duque de Alcudia y Grande de España. Todo esto no parecía suficiente para el hombre más importante del momento.  Godoy no sólo era su asesor político de confianza sino que además les unía una gran amistad personal. Fue ascendido a Consejero de Estado y cinco meses después a Primer Secretario de Estado y del Despacho, que era el cargo máximo del Gobierno y además llevaba implícito el nombramiento como Protector de la Academia de San Fernando. El poder del favorito era invencible.

 

Aún así, a la reina todo le parecía poco para su queridísimo Manuel. En 1795 los reyes le titulan Príncipe de la Paz. Goya le pintó en un gran retrato ecuestre.

 

En su vida personal la reina también quiso organizarle. Godoy tenía una novia, Pepita Tudó, de la que al parecer estaba muy enamorado. Quizá por ello la reina, celosa y queriendo emparentarle con su propia familia, le concertó un matrimonio con la jovencísima e inocente María Teresa de Borbón y Vallabriga, que desde la muerte de su padre, el Infante don Luis de Borbón, permanecía en el convento de San Clemente en Toledo. Con esta boda Godoy se convertía en miembro de la familia real y su sangre de nobleza provinciana se mezclaría con la real.

 

Godoy, como un claro exponente del hombre ilustrado, tenía una gran afición por el arte y acumuló una multitud de obras.

 

Su matrimonio con la condesa de Chinchón habría de durar unos pocos años. Ella fue tremendamente infeliz con un hombre que la obligó a convivir con su eterna amante, Pepita, y que no conforme con ello, además, mantenía relaciones con multitud de señoras. Un hombre arrogante, con una gran personalidad que la anulaba completamente.

 

Al poco de heredar la condesa el palacio de Boadilla, el propio Godoy se ocupó de hacer reformas en él. Decoró varias habitaciones al gusto de la época y renovó el mobiliario, añadió obras de arte a la gran colección que del infante se conservaban. Aunque poco debieron utilizarlo, pues unos años después la gran caída del favorito, mucho más rápida y fulminante que su ascenso, habría de dar un tremendo giro a sus vidas.

 

En 1808 España es invadida por las tropas de Napoleón, Carlos IV abdica bajo presión en su hijo Fernando VII y toda la familia real sale exiliada a Francia. En marzo, Godoy es detenido durante el llamado Motín de Aranjuez, y encarcelado en el Castillo de Villaviciosa de Odón. Empezaba su exilio que duraría más de cuarenta años. Pero de ello hablaremos en el próximo número.