La madrugada del sábado 24 al domingo 25 de marzo se produce el primer cambio de hora de 2018 y los relojes se adelantan una hora. Es decir, a las 2 de la madrugada serán las 3. Esta modificación es parte de una directiva europea que afecta a todos los países de la Unión, y pretende aprovechar mejor las horas de luz y solar y consumir menos electricidad.
Sin embargo, también tiene otras implicaciones que afectan a los biorritmos de las personas, especialmente a los más mayores y a los niños, por lo que los expertos recomiendan no cambiar radicalmente las costumbres diarias.
Dos veces al año —habitualmente el último domingo de marzo y el último de octubre—, los europeos ajustan los relojes para cumplir la directiva comunitaria 2000/84/CE. Para determinar el momento de los cambios horarios, se tuvo en cuenta el hecho de que en España existen dos horas oficiales, una para la Península y el archipiélago balear y otra para Canarias, que va una hora por detrás desde 1922.
Este cambio se aplicó por primera vez durante la I Guerra Mundial para mantener abiertas las fábricas una hora más. De hecho, uno de los argumentos que defienden este adelanto horario es el beneficio para el comercio.