Economía

La crisis se deja notar en las arcas municipales

El Ayuntamiento ha elaborado un plan económico financiero para los próximos tres años con el fin de equilibrar los ingresos con los gastos y poder acometer las inversiones previstas mediante un préstamo, si los concursos de venta de parcelas quedan desiertos o no se obtienen los ingresos planificados por ello. ¿La receta? Recortar los gastos y abrir nuevas vías de ingresos.

 

El pasado mes de abril, el Ayuntamiento sacó a concurso público una parcela en Los Fresnos (zona norte del municipio), con autorización para construir 64 viviendas. La parcela salía a la venta por un valor de más de 20 millones de euros. Con estos fondos estaba previsto financiar distintas actuaciones en el municipio, como la Casa del Mayor o las obras de remodelación de las avenidas del Infante Don Luis, Siglo XXI y la calle Mártires.

 

Pero en plena crisis del mercado inmobiliario, el concurso quedó desierto, por lo que el consistorio se ve obligado ahora a recurrir a un préstamo si quiere sacar estos proyectos adelante.

 

La necesidad de endeudarse, unido al hecho de que durante los últimos ejercicios presupuestarios el ahorro neto de las arcas municipales ha sido negativo –es decir, se estaba gastando por encima de lo que se ingresa para llevar a cabo los servicios ordinarios municipales–, obliga por ley al Ayuntamiento a elaborar un Plan Económico Financiero para tratar de enderezar esta situación en un plazo de tres años. A todo ello se la caída de los ingresos procedentes de  las licencias urbanísticas.

 

¿Quiere esto decir que el Ayuntamiento no tiene dinero? No. “Simplemente que tenemos que recurrir a un préstamo para pagar las inversiones previstas si no conseguimos los fondos para hacer frente a las mismas”, explica el alcalde, Arturo González Panero, quien confía en que “no tengamos que recurrir al crédito y finalmente vendamos las parcelas”.

 

Situación envidiable

 

En definitiva, la situación del consistorio dista mucho de la que viven actualmente la mayoría de las corporaciones locales españolas. “Es envidiable: estamos por debajo de la deuda de cualquier ayuntamiento de España”, asegura González Panero.

 

Así, hay dinero en caja para pagar los gastos derivados de los servicios que presta el consistorio a sus ciudadanos, así como solvencia financiera –gracias al extenso patrimonio municipal– como para poder endeudarse y poder acometer así las inversiones necesarias en tanto se recupera el mercado inmobiliario y se venden más parcelas.

 

Oblicación legal


Entonces, ¿por qué la necesidad de elaborar este Plan Económico Financiero? El portavoz del Grupo Municipal Socialista, Pablo Nieto, recuerda que “es una obligación legal cuando se producen dos años en una situación de ahorro negativo”. Y como reconoce el alcalde, el plan es también un requisito preventivo formal para que el consistorio pueda pedir un crédito “cuando su cuantía supera en un 110% su endeudamiento, que en Boadilla era igual a cero”, hace hincapié el alcalde.

 

Nieto, por su parte, aprovecha para criticar lo que califica como “falta de control sobre el gasto público de los últimos años. El gobierno municipal del PP ha agotado, en sólo tres años, el ahorro extraordinario de 90 millones de euros generado por el urbanismo durante la etapa de crecimiento del municipio. En lugar de ser previsores y reservar estos ingresos extraordinarios para el periodo de dificultades que nos espera”, afirma.

 

Objetivo y riguroso

 

El Plan Económico Financiero 2009-11 del Ayuntamiento de Boadilla –un documento bastante realista, exhaustivo y muy bien documentado elaborado por la propia intervención municipal–, plantea una proyección para los próximos tres años de la evolución de los ingresos y gastos del consistorio, justo hasta el final de la legislatura. En 2011, si las previsiones se cumplen, se volverá a una situación de equilibrio entre los ingresos y los gastos corrientes.

 

¿Cómo? La receta es sencilla: recorte de gastos y aumento de los ingresos. Se van a buscar nuevas vías de ingresos para las arcas municipales  (ver abajo información adicional), “pero sin incrementar la presión fiscal sobre el vecino”, aclaran tanto el concejal de Economía y Hacienda, Juan Siguero, como el alcalde. Llegarán nuevas tasas e impuestos, pero estos recaerán, principalmente, sobre la construcción. Una de cal... y otra de arena para este sector, porque recientemente se aprobó incrementar en un 20% el número de viviendas que se van poder construir en los nuevos sectores.

 

Y en segundo lugar, el consistorio ha puesto ya en marcha un programa de recorte de gastos concejalía por concejalía, al igual que han hecho otros ayuntamientos del PP, y que se enmarca dentro de una campaña de austeridad en tiempos de crisis iniciada por los dirigentes de este partido en toda España. “Se van a congelar los sueldos de los altos cargos, amortizar puestos de confianza, recortar gastos superfluos y de representación, los de teléfono, luz, cursos...”, asegura González Panero, quien se ha propuesto empezar dando ejemplo.

 

 

Nuevas vías de ingresos

 

Boadilla del Monte es uno de los municipios con los impuestos más bajos. El Ayuntamiento aplica en el IBI –una de sus principales fuentes de ingresos corrientes– un 0,40% del valor catastral de la vivienda, el porcentaje mínimo que permite la ley a la vez que aplica distintos descuentos (a familias numerosas, pago fraccionado, domiciliación del recibo). Algo similar sucede con el impuesto de circulación o las licencias urbanísticas, también entre los más bajos respecto a municipios de similares características al nuestro.

 

La idea para los próximos tres años es no tocar estas tasas en la parte que afecta directamente a los vecinos, pero sí en aquella relativa a otros colectivos menos sensibles a su incremento. Por ejemplo, se va a subir el IBI que pagan los garajes, determinados terrenos y locales de uso comercial o industrial, o el de las viviendas de mayor valor catastral (las de varios millones de euros).

 

También subirá el Impuesto sobre Instalaciones, Construcciones y Obras (ICIO) y se establecerá un sistema de módulos para calcular el importe de las licencias urbanísticas de obra mayor (hasta ahora, el Ayuntamiento se fiaba de los datos que facilitaba el promotor).

 

A su vez, se crearán nuevas tasas, como la del vuelo de las gruas de los edificios en construcción.

 

El consistorio también va a incrementar su celo a la hora de cobrar tributos que existen, pero que hasta la fecha no se cobran por un motivo u otro, por lo que se va a reforzar la inspección. Entre estos, por ejemplo, está la tasa de ocupación de la vía pública (con contenedores o material de obra, terrazas...).

 

Boadilla también estudia cobrar, como han planteado otros municipios, a las empresas de telefonía móvil por el uso que hacen del dominio local. Está previsto, a su vez, actualizar los precios de las actividades deportivas municipales y culturales (cursos, talleres...).