Mascotas

¿Sabía usted que...?

La fabulosa capacidad olfativa del perro respecto a la humana viene determinada por dos factores fundamentales. En el ser humano, la superficie del tejido especializado en la recepción de los estímulos olfativos es de unos 5 cm2, mientras que en el perro llega a los 150 cm2.

 

Mientras nosotros tenemos alrededor de 5 millones de células especializadas destinadas al olfato, los perros tienen unos 200-250 millones (algunas razas de rastreo alcanzan hasta 300 millones) de células olfativas. Su capacidad olfativa es entre 10.000 y 100.000 veces superior a la nuestra. Así pues, el olfato es el sentido más importante del perro a la hora de relacionarse con su entorno y recoger información. Para nosotros, es la vista.

Los gatos tienen una excelente capacidad visual por la noche. Quién no ha visto a un gato caminando por sitios oscuros con total seguridad, sorteando obstáculos e incluso cazando. Esa asombrosa capacidad visual les ha valido la fama de ser capaces de ver en la oscuridad. Pero no ven absolutamente nada en condiciones de oscuridad total. Lo que sí pueden es ver con total nitidez en entornos de luminosidad tremendamente reducida en los que, nosotros, no podríamos distinguir apenas nada.

¿Cómo lo hacen? En primer lugar la pupila vertical del gato tiene una enorme capacidad de apertura (más que la humana), lo que permite que la luz alcance mejor la retina.

En segundo lugar, una estructura situada en el fondo del ojo, el tapetum lucidum (que es el responsable de que salgamos con los ojos rojos en las fotos y veamos relucir los de los gatos en la oscuridad), es mayor que el de los humanos y consigue reflejar más luz hacia la retina. Además, la retina de los gatos tiene más cantidad de receptores llamados bastones, encargados de recoger estímulos luminosos, que la nuestra.

Los bigotes de los gatos se llaman vibrisas y no son meros adornos. No son exclusivas de los gatos. Son pelos especialmente modificados que se sitúan a ambos lados del hocico a modo de bigotes, pero también se encuentran debajo de la barbilla, en los laterales de la cara, en las cejas e, incluso, en las patas delanteras.

Estos pelos son excepcionalmente gruesos, anclados mucho más profundamente en la dermis que los pelos normales, con una raíz rodeada de una cápsula fibrosa muy bien vascularizada y con múltiples terminaciones nerviosas que transmiten la información que recogen a un área específica del cerebro llamada “región de barriles”.

Se intuye por estos datos que, los bigotes del gato, son estructuras de gran importancia. Les sirven para detectar corrientes de aire, detectar objetos próximos, sentir variaciones de temperatura… Su longitud suele superar la altura y la anchura del animal. De este modo tienen especial importancia a la hora de “medir” los espacios por donde se mueve. Si un objeto se dirige a ellos lo podrán detectar con las vibrisas, en primer lugar, porque detectan las corrientes de aire que genera y, en segundo término, cuando ese objeto entre en contacto con la propia vibrisa, dando tiempo al animal a reaccionar y, por ejemplo, cerrar los ojos justo antes de que ese objeto le pueda causar daño.

También sirven a la comunicación gestual. Colocan los bigotes en abanico cuando están relajados, hacia atrás cuando se asustan, los enderezan cuando sienten curiosidad por algo…

En próximos números, contaremos más curiosidades sobre nuestras increíbles mascotas.