Reportaje

El Ballet de Pilar Domínguez: Tres generaciones bailando

Tres generaciones de bailarinas forman el Ballet de Pilar Domínguez, una agrupación de 21 años de historia y habitual en citas como la Cabalgata de Reyes, la Hoguera de San Juan, actos benéficos o las fiestas de Boadilla. Ahí actuará el próximo 24 de junio, junto a la Escuela de Equitación de los Hermanos Baena, con la nueva versión de su espectáculo ‘Arte y pasión... Sueños a caballo’.

 

Por sus aulas han pasado –y pasan– numerosos vecinos de Boadilla del Monte que, libres de complejos, desinhibidos y con ganas de pasarlo bien, practican desde salsa a sevillanas, pasando por bailes de salón y otras especialidades. O niñas que se inician en el arte de la danza. Hay para todas las edades.

 

La Escuela de Danza de Pilar Domínguez fue fundada en 1988 por Pilar Domínguez, su directora, junto con Laura Daniela. Es la cantera del ballet del mismo nombre, creado un año más tarde. Un conjunto que actualmente lo forman chicas de tres generaciones: profesoras, veteranas y noveles.

 

El ballet actúa en solitario o conjuntamente con orquestas y coros de zarzuela, en todo tipo de actuaciones (actos festivos, benéficos...). Incluso ha llevado su arte hasta otros países, como China.

 

En su repertorio destaca un inédito y sorprendente espectáculo ecuestre que crearon hace 20 años bajo el nombre de Arte y Pasión... Sueños a caballo, y que llevan varios años representando conjuntamente con la escuela hípica de los toledanos Hermanos Baena en distintas localidades –Boadilla entre ellas–. Es uno de sus platos fuertes por su originalidad, vistosidad y elegancia, ingredientes con los que han logrado cautivar a mayores y pequeños.

 

Sólo mujeres


El ballet, que cuenta con cuatro profesoras de la escuela –Pilar, Laura, Alicia y Paki–, está formado por trece mujeres pertenecientes a tres generaciones. Las más veteranas, las propias fundadoras de la escuela, Pilar y Laura.

 

Junto a ellas Alicia, bailarina profesional y otra de las fundadoras del grupo. En la segunda generación –entre 20 y 29 años de edad–, Leire, Yoli, Mercedes y Paki. Sara, Beatriz, Almudena, Diana, Isabel –que baila desde que tenía tres años– y Pilar ocupan el escalón más joven: ninguna rebasa los 18 y alguna acaricia los 13.

 

Unos minutos con ellas en un ensayo de un día cualquiera –en menor o mayor medida, practican a diario, a pesar de que todas ellas estudian o trabajan–, basta para entender la química y la compenetración que tienen entre sí, la energía que desprenden y el oficio que atesoran, combinación que proyectan sobre las tablas.

 

Las generaciones más veteranas han incorporado con acierto a las más bisoñas, dándoles entrada cuando ha llegado el momento y enseñándoles una técnica que va más allá de los pasos. Implica desde una coordinación milimétrica en las coreografías que, aun con sugerencias, diseña y dirige Laura con mano firme –aunque Leire asegura que Alicia es todavía más dura–, para que cada una esté en su sitio. Pero también que sepan cómo maquillarse, algo imprescindible antes de salir al escenario.

 

Un proyecto de muchas


“Por la agrupación han pasado muchas chicas durante todos estos años, actuando casi siempre por amor al arte. A todas ellas habría que agradecerles que este proyecto sea hoy una realidad”, recuerda la directora. Hoy los ingresos que obtienen de las representaciones revierten en las bailarinas, pero también en la renovación del vestuario y los complementos que lucen en cada representación.

 

Varios estilos

 

Su fuerte es la danza española de un ballet que ha participado en algún cortometraje, pero que sobre todo es polivalente para adaptarse a diferentes estilos.

 

Detrás de todo, muchas horas de ensayo escrupuloso y una cuidada selección de las aspirantes, porque cuatro o cinco horas de práctica diaria no casan con los propósitos de todas las aficionadas a la danza. “Ni gusta a los novios y amigas” de las integrantes, como recuerda Leire.

 

No es el caso de unas chicas, que de un modo u otro, se ven bailando de por vida. Disfrutan y saben que cuentan con el apoyo de sus fans incondicionales: sus familiares y amigos. Con una espléndida sonrisa, todas afirman al unísono que, aún cuando fallan, sus madres aseguran que lo han hecho de maravilla.

 

 

La próxima cita, en las fiestas

 

Además de bailar en la hoguera de la noche de San Juan, el Ballet de Pilar Domínguez nos trae a las fiestas de Boadilla Arte y Pasión... Sueños a caballo  (el 24 de junio, a las 21,45 h. en la plaza de toros del recinto ferial). Un espectáculo que conjuga el arte de la danza y la doma ecuestre, que representaron aquí hace dos años y que este lo volverán a hacer con varias novedades. Aglutina a las doce bailarinas del Ballet junto a diez caballos de raza española de la Escuela de Equitación de los Hermanos Baena de Borox (Toledo).

 

Algo que no es fácil de preparar: conlleva multitud de viajes, muchas horas de práctica –bastantes a la intemperie y con calor– hasta lograr una compenetración perfecta entre las bailarinas y los caballos; el riesgo que entraña el movimiento de estos poderosos animales; la falta de referencias visuales en un espacio circular como una plaza de toros… Sin embargo, las chicas no se amilanan ante los caballos a su alrededor guiados por sus jinetes. Aunque Yolanda puntualiza que “depende del caballo”. Animales a los que siempre hay que tener respeto.